The Truth is Best

Menos mal que no me corté las uñas.

Pieza

Porque después de ver À bout de Souffle (1960) de Jean-Luc Godard este fin de semana, quedé con la sensación de que debía cambiar mi pieza y hubiera sido imposible hacerlo con las uñas recién cortadas. Después de ver a Patricia Franchini preguntarle a Michel Poiccard dónde quedaba mejor el poster de Renoir que estaba pegando en su pieza, comprendí que odiaba todos las postales que tengo en mis murallas. No entendí qué hacían ahí.

Terminé de ver la película enamorado de sus dos protagonistas, pensando que la Juanita Alliende es igual a Jean Seberg (mi propia Jean Seberg) y que con razón María José Viera-Gallo raya con ella, y con el film, y con todo esto que rodea a Sin Aliento. Me quedé con esa escena en la cama, después del sexo, que es sin duda la matriz de la película de Bize y de mucho cine más que vino después de ella. Una escena donde lo único que hay es diálogo. Y desencanto, y complicidad, y sensibilidad y un pequeño mundo entre los muros de la habitación y sus personajes.

Bajé a mi pieza y vi volantes de colores, afiches, recortes, posters. De fiestas en Niza, Paris, Barcelona. Vi que esa multiplicidad cromática y de idiomas que empapelaba los muros de mi pieza, no era yo. Eran agentes extranjeros que poco y nada tienen que ver conmigo. Unos decían Be Lounge, o The Ultimate Beach Paradox, Alive & Mixing, French Kiss. Y lo que leí me causó repulsión. No. No. Mal. ¿Porqué alguna vez los pegué? La mayoría de los flyers me los trajo mi hermana de un viaje que hizo a París el 2003 y en ese entonces debo haber pensado que era taquilla llenar la pieza con volantes de fiestas francesas.

Hoy ya no pienso eso. No es que ahora vaya a poner sólo reproducciones de Picasso como Patricia Franchini en la película, o quizás sí, pero el asunto es que no me había dado cuanta que ya no soportaba más esos volantes de colores, intrusos en la intimidad de mi pieza. Esta mañana decidí sacarlos todos y para eso necesité mis uñas. Por eso digo, menos mal que no las corté. Empecé por la muralla naranja, luego por la azul y terminé en la blanca. Se fueron desprendiendo unos con dificultad, otros inmediatamente. Dejaron, tras de sí, espacios que el sol no había desteñido con su formato exacto, como una sombra. Dejaron huellas de la cinta doble contacto, pero finalmente, desaparecieron.

Mi pieza se ve vacía, extraña. Pensé que iba a quedar todo mudo alrededor, ya sin la posibilidad de leer inconcientemente las frases escritas en los flyers, por eso las anoté todas y les hice un post, que está justo abajo de este. Es una lista de todo aquello que sin querer, leía a diario cuando despertaba, cuando trabajaba, antes de dormir. Frases, anuncios, fechas que memoricé y repetí como con la extraña necesidad de aprenderlas. Ahora no hay nada ahí. Quizás pinte todo blanco otra vez, o deje las huellas de la presencia de estos volantes. No sé. Pero veo que es más real así. Así.

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There’s no need to lie. It’s like poker. The truth is best. The others still think you’re bluffing, so you win.

Michel Poiccard en À bout de Souffle.

10 Responses to The Truth is Best

  1. Daniela dice:

    eres genial, Juan. insuperable.
    yo hice click con la nada, y por eso no atine a fotografiar mis murallas antes de que me diera la fiebre por desnudarlas. pero tambien pense que era tiempo de un aire nuevo, y que lo que habia acumulado (fotos, postales, dibujos, collages, flores y semillas) necesitaba una nueva forma para identificarme.
    me gusta la forma en que escribes/describes lo que te sucede. y como relacionas hechos particulares entre si, hasta hacerlos uno solo.

    un beso,
    nos vemos.

  2. exijo link en el blogroll de la derecha!!

  3. janidi dice:

    que curioso.
    hoy yo di vuelta todos los muebles en mi escritorio.
    decidí poner el mesón frente a la ventana, asi, encima de lo que pasa afuera.
    aunque aqui haga un poco mas de frio..se siente bien el paisaje mientras tecleo.

    siempre he pensado que esos ataques de limpieza/orden/cambio de nuestros entornos, están profundamente ligados a una limpieza/orden/cambio de nuestros internos,por decirlo así.

    bueno,no hay que ser un científico de la nasa para darse cuenta de eso.

    lo bueno de tu pieza es que aun no sabes en que terminará.
    del horror vacui al horror pleni talvez?
    quien sabe.
    cuentame si decides pintarlo todo blanco..y ahi le buscamos el significado a eso.
    jeje.

    un abrazo.

  4. juanose dice:

    Es cierto. El otro día leía en La Tercera que Raquel Argandoña redecora su casa cada vez que termina con un novio. No es que pase lo mismo acá, si no que a veces es necesario sacudir los espacios, sacudir la cabeza.

  5. Andres dice:

    No creo que sea bueno redecorar toda la casa cuando se termina con alguien
    Pero bueno, tampoco creo que sea bueno terminar de novio de Raquel Argandoña

  6. janidi dice:

    hasta Raquel necesita un cambio,mira tu..es mas sana de lo que pensaba.
    jaja

  7. cristobal dice:

    Sobre Poker y Bluff. El único problema que le veo a esa linda frase, es que a veces uno mismo se bluffea y no se da cuenta.

  8. Gracia dice:

    yo cambio mi exterior cuando me siento renovada por dentro!
    Por lo general en la hora roja del cielo. Cuando me siento inspirada,a veces sólo es necesario haber sognado algo, o que haya habido mucho viento por la tarde.

  9. juanita dice:

    juancho, me gustaría conocer tu pieza y me muero por ver esa película y ver a esa mujer que dices parecerse a mí, encuentro que somos parecidos en nuestra forma de escribir, no sé por qué la encuentro hiper familiar. un abrazo

  10. M dice:

    Esa película es otra cosa, yo la acabo de ver. Curiosamente también acabo de escribir de ella en mi blog… Es lo único que he visto de Godard, pero me quedé con ganas de conseguir más…

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